Si esta temperatura media es agradable, entonces resultará adecuado que “conectemos” nuestra casa con la tierra.
El pozo canadiense consiste en una serie de tubos, colocados a la profundidad deseada, que recorren una determinada cantidad de metros por debajo de la tierra, por los que circula aire, permitiendo que ocurra un intercambio de calor, entre el aire que circula y la tierra que lo rodea.
Analicemos un poco mejor esto: el calor, se mueve desde los cuerpos más calientes a los más fríos.
En invierno, el aire exterior está más frío. La temperatura a dos metros de profundidad es mayor que la temperatura en la superficie, por lo tanto, al circular aire frío, por los tubos, la tierra cede calor y calienta el aire, el que llegará a la casa permitiendo de esta forma calefaccionar la vivienda.
En verano, por el contrario, la temperatura del aire es mayor que la temperatura media (a dos metros de profundidad), por lo que al circular el aire por los tubos, cederá calor y llegará a la casa con varios grados menos, refrigerando entonces los ambientes.
Parámetros a tener en cuenta:
Las posibilidades de utilizar un pozo canadiense además dependerá del tamaño del terreno, el tipo de terreno, que podrán incidir en la mayor o menor facilidad de incorporar cañerías a dicha profundidad, y de la extensión adecuada.